Muchas veces tengo que comer, no es que tenga que comer porque necesito nutrientes, es que necesito buscar en la comida la evasión. Lo suelo hacer en rincones de tranquilidad como mi cuarto, o donde nadie me moleste, aunque no es preciso que sea siempre así; y suele ir acompañado muchas veces de música ruidosa (para que el cerebro esté bien ocupado mientras mastico)tiene doble función: me aísla de las vanalidades del exterior, y al tiempo me relaja un poco y me ayuda a descentrarme un poco, que muchas veces también es necesario.
Me da bastante ascazo aguantar las facheces infumables de mi madre, o las tonterías de mis hermanos, estoy un poquito hasta las narices de ciertas tonterías.
Independencia... ¡Siempre tan lejana!...
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